La Libertad según Hugues Brouillet

Profesor de filosofía, Colegio de Assomption, Québec

No hay en el hombre una libertad pero varias formas de libertad unidas por una parte, a sus propias concepciones, y por otra parte, a las contingencias.

Me parece fundamental una distinción que se inspiró de la explicitada por Benjamin Constant en 1819 y que nos quedó en la dicotomía de la libertad de los ancianos y de la libertad de los modernos. El primer término de esta dicotomía se refiere a la concepción antigua de la libertad, una libertad según la cual es libre solo él que se libera del trabajo y de diversas servidumbres, y que pueda consagrarse a la cosa política. Es decir la reflexión y la acción para asegurar el bien común y la soberanía del Estado.

Totalmente otra es la libertad de los modernos, esta apunta a asegurar el disfrute de la propiedad privada y de liberar el ciudadano cuanto antes de las imposiciones del ejercicio y de los cargos que pesan sobre él como miembro de una colectividad. El éxito de la visión moderna de la libertad acoplada a la reificación del sujeto como consumidor, nos da hoy día una imagen de lo que llamamos, individualismo moderno. Esta forma de individualismo tiende a reducir la expresión de la libertad humana a un cálculo de los medios para conseguir un máximo de recreaciones y de bienes juzgados indispensables a la felicidad. En estas condiciones, es la integración social y entonces la existencia misma de otras formas de libertad que se encuentran comprometidas.