La Guardería San José - Lima, Perú

Guardería San José
Lima, Perú


Siempre fieles al carisma «tiernas y compasivas al servicio de la vida», las Religiosas Hospitalarias de San José de Santa Anita, inauguran una obra para los más desfavorecidos.

El último sábado pasado, 7 de agosto del 2010, estuvimos todos y todas reunidos en el pequeño local convertido en guardería San José. Estaban presentes la Hna. Catalina Castillo Ramírez de la comunidad de Huaraz, las Hnas. Gisèle Cyr, Carmela Prada, Cirila Urbizagástegui, de la comunidad de la Casa Regional, las asociadas y los vecinos, algunos familiares y los niños que ahora forman parte de nuestra gran familia.

Empezamos con la celebración de la Palabra, presidida por la Hna. María Magdalena Cahuaza Camasca, después llegó el sacerdote. Entonces, la Hna. María Magdalena presentó a todas las personas que colaborarán en esta obra: dos empleadas de San Carlos, cuatro jóvenes y tres hermanas.  Después del Padre Nuestro, el sacerdote procedió a la bendición del local, un gesto muy significativo y terminó con una oración de bendición para cada persona presente.

Durante el canto de clausura « Nazaret », pusimos la cinta y la botella de champán. La madrina, Hna. Gisèle Cyr, con martillo a la mano y rebosante de alegría, rompió la botella y cortó la cinta. Fue todo un acontecimiento porque por fin, se realizaba nuestro deseo de comenzar a trabajar. Siempre con gozo, levantamos un «brindis» y compartimos un pequeño refrigerio. Con el fin de conocernos más, hicimos un juego utilizando las pequeñas pantuflas tejidas por la Hna. Jeannette Boisjoly de la Casa Madre.

El día lunes, 9 de agosto, volvimos al local donde ya dos empleadas nos esperaban. Rápidamente encontramos trabajo a realizar y empezaron a llegar los primeros niños: gemelos, un varón y una mujer, y a continuación dos hermanitos.  Lo primero que hicieron fue dirigirse hacia los juegos. Nosotras, les estábamos observando y guiando. En este día, al almuerzo, comimos pollo. Los niños estaban de los más felices. También el día siguiente martes fue un gran día. Los niños trabajaron, jugaron, se rieron, se abrazaron y también lloraron. El día miércoles, se presentó una niñita, su integración al grupo fue rápida.  El jueves, se añadieron dos varoncitos y una niñita, que se adaptaron bien. Por supuesto, cada niño es en sí mismo un tesoro muy particular. Así, terminamos nuestra primera semana con la ayuda de la Sagrada Familia y con la satisfacción de saber que generamos y recibimos vida.
 
El sábado, tarde en la noche, recibimos una llamada informándonos de un robo en la guardería. Asustadas, hicimos varias llamadas para encontrar alguien que nos podría acompañar.  María  Magdalena nos decía que aún si desprovistas de todos, íbamos a continuar. Salimos y un patrullero se paró en nuestro camino. Pedimos a los policías llevarnos al local. Después de varias llamadas, aceptaron. Efectivamente, la puerta de la guardería estaba abierta. Entramos y para sorpresa nuestra, encontramos todo a su sitio. No faltaba nada. San José, nuestro fiel guardián, protegió nuestra casa. Por otro lado, tuvimos mucha pena cuando nos dimos cuenta del robo en la familia vecina.

Hoy día, lunes, comenzamos con nueva energía y llenas de esperanza. Este nuevo proyecto es para el bien de los más desfavorecidos y para la gloria de Dios. Otro niño se integró al grupo. Celebramos nuestra primera fiesta con motivo del Día del Niño que era ayer. Bailamos, reímos y jugamos saboreando galletas y chicha de maíz.

Nos quedamos unidas en la oración y bajo la protección de la Sagrada Familia, modelo de unidad y de humanidad que queremos imitar.