¿Qué es la libertad?

La libertad es un bien inalienable que toda persona debe respetar y defender. Es esta actitud, este poder que tenemos para pensar, hablar, actuar, amar, servir...

Pero esta libertad tiene sus fragilidades. Lo sabemos, se puede haber un uso no razonable y no inteligente de la libertad.

Acordémonos que la libertad tiene doble rostro:

La libertad psicológica, también llamada libre arbitrio, esta capacidad que tenemos de poder decidir, de escoger. Capacidad que no es dada al nacer. Solamente pide estar acompañada, educada, «uno no nace libre, uno lo logra.»

Para nosotros, cristianos, la libertad espiritual, la que llamamos «libertad de los hijos de Dios», la adquirimos en Jesucristo.

Ya hijos de Dios, en el seguimiento de Cristo, es por amor que tenemos esta capacidad para decir: “Sí, Padre, no mi voluntad pero la tuya”.

Entonces, nosotras, Religiosas Hospitalarias de San José, ¿de qué libertad hablamos?

En efecto, como todo ser humano, no negamos la libertad psicológica, y nos servimos de ella, pero más profundamente estamos llamadas a entrar en esta libertad de los hijos de Dios que tiene su fundamento en el AMOR: Amor de Dios, Amor de sí mismo, de nuestros hermanos y hermanas en humanidad.

¿EL CAMINO? Caminar siguiendo a Jesús que nos hizo libres en el acto último del ofrecimiento de su vida a su Padre por Amor. Sí, la libertad de Jesús tenía como fundamento su relación de intimidad con su Padre.

Ya hijas de Dios por este Gesto liberador, en el seguimiento de Cristo estamos invitadas a vivir de esta misma libertad… la de que hablan nuestros fundadores:

«El espíritu de esta familia es la de la Santa Libertad de los hijos de Dios. »

En un mundo desbordante de falsas libertades, estamos llamadas a anunciar al mundo, por nuestra vida de todos los días y por nuestros compromisos en el servicio de los más pobres, de los desfavorecidos, nuestra convicción que solo en DIOS encontramos LA LIBERTAD que nos hace entrar en un AMOR que UNE y LIBERA.