La Libertad no tiene edad

La Hna. Ruth Resch estuvo en San José de Ocoa, (República Dominicana) por más de 35 años. Ahora es voluntaria en el Hospicio Hogar San Antonio, donde anteriormente estuvo una administradora respetada y muy querida de todos durante esos años.

Uno de los residentes, a quien pondremos el nombre de Miguel (nombre ficticio) últimamente ofreció a la Hna. Ruth la oportunidad de hacer la experiencia de la libertad de los hijos de Dios al abrirse sencillamente en la vida cotidiana. Esta libertad no es el fruto de un largo proceso de discernimiento , pero más bien de una vida entregada a Dios, con el fin de permitirle amar y ser amada, por sus fieles.

La siguiente es una carta de Navidad de la Hermana Ruth a la familia.


"Miguel es un residente del Hogar para adultos mayores. Siente la pérdida de algunas de sus facultades mentales. O más bien, podría decir que los empleados lo sienten, en cianto a Miguel, él, parece vivir bastante bien su situación.

A pesar del hecho que el jardín del Hogar fue cercado con mucho cuidado para evitar cualquier intrusión, parece que nada le impediría entrar. Logra pasar debajo o encima de la barrera, después se empreña en bloquear la canaleta que drena la lluvia del techo con grandes piedras y puñadas de tierra. Y con la lluvia torrencial propia de nuestro clima, eso por supuesto causa daños.

Un día, decidí ser la primera en deshacer el trabajo de Miguel. Con una pala y un rastrillo, yo misma logré pasar encima del cerco, aun si ahora me encuentro menos ágil que anteriormente. Si hubiese pasado debajo, ¡no hubiese podido levantarme después!

El día siguiente a las 6h15, vi a mi “amigo” Miguel en la veranda. Al querer asegurarme que las canaletas no estaban tapadas otra vez, abrí mis brazos con la intención de enseñarle que no debía acercarse a la barrera.
Con una sonrisa grande, se me acercó, me abrazó y comenzó a bailar. No podía resistir. No se acordó del resto, yo podía olvidar la lluvia taponada en el techo y bailar con él.

Otros residentes, que estaban justamente presentes en esta Hora «Santa» se unieron a nosotros, batiendo palmas al admirar el baile.

Sea dicho de paso, ¡logro cruzar cercos más fácilmente que bailar!"